martes, 7 de junio de 2011

Amor.


Todo comenzaba cuando estaba en un bar que hacía esquina, tomando algo después de una tarde de risas y desesperación. Paseaba ella tan contenta con su ropaje que volvía loco a cualquier ser humano, sus labios eran francamente como un caramelo jugoso y su mirada enloquecedora. Ese instante era maravilloso, ella me miraba y yo la miraba, los dos conjuntábamos a la perfección. Al anochecer cuando me iba para cama solo pensaba en ella, no tenía mi mente para otra cosa que no fuera ella. Al día siguiente la vi paseando su perro blanco como una perla por el parque, todo se envolvía a su alrededor. La miraba sin perjuicio ninguno, con todas mis ganas de conseguirla. Se sentó lentamente en un banco, con vistas al mar y algo pensativa. Yo me acerqué y hable con ella con algo de vergüenza. Le dije que me fijara en ella cuando pasara por delante mía anteriormente. Ella me invitó a tomar algo y hablaríamos sobre el tema. Al atardecer tomando unos cafés, me declaró que ya varios días atrás le atraía, yo todo alegre, le contesté , que cuando la vi, fuera una luz deslumbrante en mi vida. Al acabar, nos despedimos con un simple beso en la mejilla y quedamos para mañana. De camino a casa me sonó el móvil , era ella , me mandó un mensaje que ponía: " buenas noches cariño ", entonces yo también se las deseé. Al día siguiente , cuando timbraba en el número de su piso, estaba nervioso y tenía intriga sobre lo que iba a suceder. Subía, subía y la sensación cada vez me gustaba más. Entré por la puerta y había un camino de rosas, el cual seguí y llevaba a su habitación, donde había preparado una botella de champán encima de la cama, acompañada de ella. Puse la música baja, empezamos con unas copas y a hablar. De allí a un rato cuando llevábamos hablando y bebiendo, llegó una parte de la canción romántica, ella se me acercó lentamente, me susurraba al oído que lo nuestro iba a ser inolvidable. Nos besamos lentamente al compás de la música encerrados en el mundo del olvido. Finalmente nos veíamos cada día, donde todo llevaba un rumbo mejor. . .

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